«La verdadera sabiduría no consiste en reprimir los vicios, porque, siendo los vicios casi la única felicidad de nuestra vida, sería un verdugo de sí mismo el que quisiera reprimirlos; la sabiduría consiste en entregarse a ellos con tal misterio, con tan grandes precauciones, que nunca nos puedan sorprender. Y que nadie tema que esto disminuirá sus delicias: el misterio aumenta el placer». (Marqués de Sade, 1796)




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